
# 1.- Todos los miembros de la familia deben comprender que el alcohólico es un enfermo, no un degenerado ni un vicioso. Por tanto, hay que tratarlo como tal y no aceptar todas las condiciones que nos imponga ni creerse todas las promesas de abstinencia que pueda hacer.
# 2.- El alcoholismo no sólo se corrige a base de voluntad, sino que es preciso un tratamiento adecuado para ayudar al sujeto a superar la enfermedad alcohólica. Es imprescindible la ayuda de un profesional que paute un tratamiento y señale los criterios de actuación. Incluso en situaciones límite (imposibilidad de mantener la abstinencia, riesgo físico para el paciente o su familia, posibilidad de complicaciones orgánicas en los periodos de abstinencia, etc.) es aconsejable un internamiento para el proceso de desintoxicación.
# 3.- Para ayudar a un alcohólico, de nada sirven las amenazas (“si vuelves a beber, me marcho”) ni esconder las botellas, pues el alcohólico es un enfermo y, sin un tratamiento adecuado, no podrá controlar su impulso de beber. Los chantajes, en ocasiones, lo único que hacen es reforzar aún más la conducta alcohólica, en un intento falso de reafirmar su personalidad.
# 4.- Debemos recordar a la familia que el alcohólico lo será durante toda la vida y que, por tanto, el verdadero tratamiento no termina cuando el alcohólico se vuelve sobrio; ése es el principio. Por eso los grupos de autoayuda de los Alcohólicos Anónimos aconsejan empezar cada jornada con este pensamiento: “Hoy no voy a beber”. Es una manera de comprometerse, día a día, a mantener la abstinencia.
# 5.- Cuando el alcohólico está bajo los efectos del alcohol, no debemos recriminarle su conducta, pues en muchas ocasiones puede responder con agresividad psíquica e incluso física.
# 6.- La familia no debe relacionarse con el alcohólico con una actitud ‘policial’, controlando las salidas, los lugares que frecuenta o el tipo de amigos que tiene, sino que, desde una postura adulta, debe indicarle los comportamientos que sugieren un alto riesgo de seguir bebiendo y permitir que él decida sobre su conducta. Debe ser un ‘control a distancia’, pero asumiendo que el alcohólico es una persona adulta. No obstante, en situaciones extremas (alto riesgo para su vida, despilfarro de su capital, etc.) se puede pedir al juez su ingreso “forzoso y urgente” en una unidad de internamiento psiquiátrico, o bien iniciar un proceso de incapacitación, para evitar que dilapide sus bienes.
# 7.- De alguna manera, la conducta alcohólica de algún miembro de la familia impregna toda la estructura familiar. Por eso también es aconsejable que acuda a tratamiento el resto de los familiares. Todos ellos, de una forma u otra, deberán iniciar un proceso de adaptación ante la nueva situación y aprender a tomar las medidas más oportunas para tratar al alcohólico. http://www.cuidatusaludemocional.com/como-ayudar-a-un-alcoholico.html






